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Palestina

*El nombre y los datos de identificación se han modificado por motivos de privacidad y protección.

Fotografía utilizada solo con fines de representación y que no representa la persona de la historia

Palestina
© Jorge Fernandez Salas

Tenía 15 años cuando conocí a un hombre en Instagram. Él tenía 21 años. Hablábamos por teléfono y a través de Instagram. Era la primera vez que hablaba con un hombre en mi vida. Confiaba en él y lo amaba.

Él me pidió que le enviara una foto mía, y lo hice. No había nada raro en mi foto; era totalmente normal. Más tarde, me pidió que le enviara un video en el que saliese desnuda. Dijo que, si no lo hacía, compartiría mi foto con todos los habitantes de nuestro pueblo. En mi comunidad —muy tradicional—, las mujeres se cubren la cabeza. Una niña que camina por la calle junto a un hombre es algo culturalmente inapropiado e inaceptable. En ningún caso puedes enviar fotografías a alguien que se considera un extraño para la familia. Tenía mucho miedo, porque quiero a mi familia y mi familia me quiere a mí. Sentía ansiedad y estrés. Sabía que mis padres perderían la confianza y la fe en mí.

En lugar de enviarle un video donde aparecía desnuda, hicimos una videollamada. Me pidió que me quitara la ropa. No me di cuenta de que lo estaba grabando. Después me pidió que saliera con él en su coche. Si su amor por mí hubiera sido sincero, no me lo hubiera pedido porque podría arruinar mi reputación. Cuando me negué, dijo que iba a compartir un video mío donde aparecía sin la parte de arriba. Le tenía muchísimo miedo.

Fue a una cafetería y compartió el video con dos amigos a través de Bluetooth. Otras personas de la cafetería recibieron el video y también empezaron a compartirlo. Finalmente, uno de sus amigos lo compartió con mi tío, que se lo mostró a mis padres. Mi padre enfureció y me dijo que ya nunca podría salir de casa, ni siquiera para ir a la escuela.

Intenté suicidarme. Había avergonzado a mi familia y les había fallado. Perdí a todas mis amistades, nadie se puso de mi parte. Al final, mis padres sí que me apoyaron. Les pedí que me llevaran a la policía para presentar una denuncia. La policía me llevó a un espacio seguro del UNFPA, donde el abogado, el asistente social y el director general me ayudaron mucho. El apoyo psicosocial que me prestaron fue increíble; recibía atención continuamente.

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Sextorsión

Es un tipo de chantaje que se realiza por medios electrónicos en el que se exige dinero, favores o actos sexuales, o bien imágenes explícitas adicionales a cambio de no exponer imágenes íntimas o información privada.

Nablus Shelter
© Nablus Shelter

En ese momento estaba en mi último año de la escuela secundaria. Pude terminar mis estudios con la ayuda del espacio seguro, que consiguió que mi escuela secundaria dispusiera lo necesario para que hiciese mis exámenes finales. Aprobé los exámenes, conseguí mi diploma y ahora puedo solicitar el acceso a la universidad.

El hombre fue capturado por la policía y está actualmente en prisión en espera de juicio. Fue acusado de chantaje electrónico, difamación y explotación de una menor. También hay un caso civil por daños morales, en el que el hombre tendrá que pagar una cantidad aún por determinar.

Estaba atónita por lo que un hombre puede hacerle a una niña.

“Mi experiencia debería ayudar a abrir los ojos a todas las niñas que utilizan Internet y que tienen un móvil.”

Mi experiencia debería servir de lección para que todos los hombres traten a las niñas con respeto y utilicen Internet de manera adecuada.

Pensaba que me quería de verdad. Pero todo era mentira.

58%

El 58 por ciento de las jóvenes y adolescentes (de 15 a 25 años) de 31 países sufre acoso en línea.
– Plan Internacional
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La campaña bodyright del UNFPA afirma que las mujeres y las niñas son dueñas de sus cuerpos e imágenes de sus cuerpos y tienen derecho a decidir si se comparten y cómo se comparten. Conoce más sobre el bodyright y conciénciate sobre la violencia digital.

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Un mundo virtual libre de violencia es posible. El UNFPA, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva, apoya el derecho de todas las mujeres y niñas a vivir sin temor a la violencia de género o el abuso en todos los espacios, incluso en Internet. Todas y todos desempeñamos un papel para lograr que esto deje de ser una esperanza y se convierta en una realidad.

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La campaña bodyright del UNFPA afirma que las mujeres y las niñas son dueñas de sus cuerpos y de las imágenes de sus cuerpos, y que compartirlas en cualquiera de sus formas sin su consentimiento es una violación de sus derechos humanos y de su privacidad, dignidad y autonomía corporal.

Firma la petición de la campaña bodyright del UNFPA y de Global Citizen por la que se pide a las empresas de tecnología y contenido que garanticen a los cuerpos de las mujeres y niñas la misma protección y el mismo respeto que a una entidad jurídica con copyright. Comparte el símbolo de bodyright para mostrar tu apoyo a los derechos irrenunciables de las mujeres y las niñas.

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Haz más

Cualquier persona que comparta las imágenes íntimas de una mujer sin su consentimiento (incluso si quien las comparte no es el autor original) está cometiendo violencia contra las mujeres. Haz que la interrupción de esa cadena comience contigo. Si ves a alguien atacando, intimidando o amenazando a alguien en línea, no te unas a la cadena. Publica mensajes positivos que contrarresten lo negativo. Informa el abuso a la plataforma tecnológica. Una sobreviviente de ciberturba aseguró que se sintió apreciada y respaldada por personas que la defendieron.

PARA LAS EMPRESAS TECNOLÓGICAS:

HACEDLO MEJOR

El UNFPA se unió al llamado que hace la Fundación World Wide Web a Facebook, Google, TikTok y Twitter para que den prioridad a la seguridad de las mujeres en línea, exigiéndoles el cumplimiento de los compromisos asumidos durante el Foro Generación Igualdad 2021 llevado a cabo en París. Pero hay muchas plataformas más. En palabras de Thorn, una organización que trabaja para eliminar el abuso sexual infantil, “no lograremos el objetivo de crear una Internet segura hasta que cada plataforma en la que se pueda subir información haya adoptado medidas de detección proactivas”.

Para los legisladores y las fuerzas del orden:

HACED LO CORRECTO

Según The Economist Intelligence Unit, “en 64 de 86 países, los organismos encargados de hacer cumplir la ley y los tribunales parecen no estar tomando las medidas correctivas adecuadas para hacer frente a la violencia contra las mujeres en línea”. Protejan a las mujeres y niñas en línea con una reforma que haga responsables a los perpetradores. Estar físicamente en una jurisdicción distinta (una sin legislación que enfrente la violencia en línea) de la de la víctima no debería ser un pase libre; los organismos transfronterizos deberían trabajar de manera conjunta para castigar a los agresores. Buscar justicia no debe ser otra experiencia traumática.